#9
|
||||
|
||||
Ya he quedado con Diana varias veces. Aparte de ser guapa, me gusta su implicación y que es muy complaciente. Os voy a contar la mejor cita que he tenido con ella.
Como ya nos conocíamos de más veces, esta vez la invité a cenar (sin tener que pagarle la hora de la cena, claro) y aceptó. Tuvimos una buena conversación, me contó cosas suyas y tuvimos un buen rollo muy cómplice, muy a gusto, tanto que si no fuera puta hubiera salido pensado que me la follaba. Tras la cena teníamos intención de ir a Luxtal, pero la tensión sexual era muy grande y que empezamos a besarnos no bien acabábamos de entrar en el coche para ir a mi casa. Lo tenía aparcado en el parking y a esas horas no había nadie. Entre magreo y magreo ella me agarró la polla y lo hicimos allí mismo. Mientras ella me pajeaba yo empecé a acariciar sus brazos, sus tetas, y bajé hasta sus piernas. Ella levantó su vestido, metí mis dedos por adentro de su tanga y le toqué su coñito. Noté que estaba muy mojada, empecé a acariciarle y a meter mis dedos adentro de su vagina, mientras ella me iba masajeando mi pene y mis huevos, que asomaban por afuera de los vaqueros. Mientras, le tocaba las tetas y no pararla de besarla. En segundos la desnudé y puse el asiento del acompañante todo para abajo. Como si fuese una cama. Saqué la mano, toda empapada, y se puso a chuparme la polla y los huevos. Me la chupó algo así como 5 minutos, y la llené la boca de leche. Abrió la puerta y lo escupió y siguió chupando. Me dijo que estaba riquísima. Me la dejó bien limpia. La abrí de piernas en el asiento del acompañante y empecé a follármela. Sin tener que esperar nada, así de empalmada, a pelo y a saco. Le hice el amor en esa posición, un rato largo. Luego la hice darse la vuelta, se puso de rodillas a 4 patas y le di todo lo fuerte que pude, a su petición expresa y estentórea. Gemía y me pedía más, guarra y dulce a la vez. Le pedí que se sentara encima de mí. Nos reímos cuando se dio contra el techo del coche, pero eso no nos frenó. Se acomodó como pudo encima de mí y empezó a montarme con pasión. Le tocaba las tetas, le agarraba del culo, me acariciaba el pelo y me pedía que la besase a cada rato. Estuvimos así unos diez minutos hasta que le inundé la vagina de semen. Ella ya me había dado permiso, ya que toma pastillas anticonceptivas. Qué delicia. |