Iniciado por bpulido Nombre de guerra: Alice tetona Nacionalidad:brasileña Forma de Contacto: whatsap Hilo profesionales: no se como se pone, Alice..tu amante brasileña Web profesional:

En cualquier caso, estoy de acuerdo con el forero que dice que suple muy bien con su cercanía e implicación. Sin necesidad de hablarlo explícitamente, se aprecia que es consciente de no tener tanto atractivo físico como otras, y que ha encontrado cómo hacer para que esto no sea tan determinante de cara a estar bien con ella. No escatima los besos en la boca: largos, con mucho labio y casi nada de lengua; más dulces que morbosos. A mí me gustan más aún cuando tienen un punto más de dinamismo, lengua y morbo, pero estuvieron bien, y pasamos largos ratos afanados en besarnos. Acompañaba con caricias y abrazos, por iniciativa propia o motivada por los míos. Hay veces que me priva abrazar fuerte cuerpos como el suyo, y agarrar las carnes que tienen. Ofreció generosamente sus pechos en todo momento, sin poner objeciones a lo que hacía con ellos. Nada que se pueda calificar de bruto o excesivo, pero es verdad que a veces yo le ponía algo más de energía y ella no lo rechazaba. Esto lo saco del conjunto de las dos citas, y en lo que sigue mantengo el mismo criterio.

Ratos largos frente a la gran superficie de espejo que son las puertas del armario que hay en la habitación. A veces de pie, a veces sobre un sofá que hay delante. Aquí, mucho besos y abrazos y manoseo abundante de sus pechos.

Ya sobre la cama, más de lo anterior y francés bien apañado: sin goma, con variación de registros y extensión al extrarradio. Para no tener quejas; o mejor que eso, sin poderlo tampoco destacar muy por encima de lo bueno que también se encuentra en otras. Entregada e implicada en el sexo oral a ella. Mucho tiempo saboreando su entrepierna. Se ve en todo momento que las cosas van bien encaminadas, aunque sea lentamente. Me deja hacer con los dedos, por fuera y por dentro. Lo hago sin brusquedades, lo mejor que sé, y por fin se corre. Aprieta las piernas y las encoje dando a entender que hay que irlo dejando porque hemos llegado a la meta, y se ruboriza con cierto encanto de haberlo hecho. Completamos con jugueteos varios por sus nalgas, sus pies y demás degustaciones de otras partes de su cuerpo (axilas, flancos, cuello, orejas) que en otras son inaccesibles por culpa de las cosquillas, que ella no tiene. Entretenido cuando me dediqué un rato a enseñarle lo agradable que puede ser pasar convenientemente la planta del pie desde debajo de los testículos hacia arriba. Hasta me agradeció el ejercicio de pedagogía.

Penetraciones en varias posturas (siempre vaginal; con goma, claro). Subida arriba a ratos se la veía menos ágil, pero a veces me sorprendió el buen manejo de su corpulencia en esa posición. Siempre destacaba el juego de sus pechos y su buena disposición a los besos en la boca.

Un detalle para destacar. En la primera cita las cortinas del ventanal estuvieron cerradas. Era de noche. Al acabar se me ocurrió comentarle lo morboso que sería estar con ellas abiertas, con poca luz para no dar el cante pero pudiendo ver el exterior; más en concreto, las luces del edificio de enfrente, que es parte hotel y parte apartamentos. En la segunda cita lo hicimos así: luz de velas, cortinas abiertas, plus de morbo al estar en lo que estábamos viendo el cielo en la noche y las luces del edificio de enfrente; los neones y el movimiento de gente tras algunas ventanas donde tenían la luz encendida.

Apartamento compartido en el edificio próximo a la Plaza de Castilla en el que tantas atienden. Habitación amplia, con aire acondicionado; escueta de mobiliario y decoración, pero no eché nada en falta. Al revés: me gustó que hubiera tanto espacio libre y diáfano. Baño bueno, fuera de la habitación. Todo muy limpio. Toalla bien, sábana de tela, bebida (pedí agua). La primera vez aceptó mi sugerencia de darle el dinero antes; la segunda lo dejamos para el final. Es verdad eso de que programa un reloj como para que avise del final del tiempo, pero también lo es que no tiene problemas en dar algo de prórroga (ni me acuerdo si sonó el timbre).

Pagué bien a gusto los 70 de la primera cita, y los 50 de la segunda me parecieron una oferta de veras buena. Mientras se tenga en cuenta y se aprecie lo que he contado, la recomiendo. Si se sigue moviendo en esos precios seguramente repetiré.