No puedo dar referencias suyas como ama porque solo he estado con ella como sumisa. Por si sirve de algo aporto mis experiencias.
Fueron tres. Las dos primeras hace bastantes meses, a pocas semanas de distancia entre sí. Vi anuncios suyos; me gustaron (el texto, las fotos, su bello nombre) y la contacté por wsp. Me dijo que no hacía griego pero por lo demás me convenció, incluido su horario flexible y el precio de 120 por una hora. Me resultó atractivo para un servicio de sumisa pues, dejando aparte lo del griego, los niveles que ofrecía me parecieron buenos. Concertamos cita.
Es la de la foto que hay en el post 2. De cara me parece normal (para mi suficiente) y de cuerpo no está mal. Pelo largo castaño (un poco ralo), senos medianos tirando a grandes, estatura media, un poquito de barriga y en general carnes suaves más que rígidas y duras. Unos treinta y pocos años.
Eran un edificio y un apartamento normales en Leganés. Me recibe ya con una marcada actitud de sumisa. Apenas hace los primeros saludos reverenciales me pide que deje el dinero sobre un mueble, diciendo que es para su ama Syra. El gabinete era pequeño pero suficiente. Tenía el suelo como acorchado y un par de argollas a media altura en una pared con una cadena entre ellas. Había multitud de objetos para bdsm colocados con orden (cuerdas, mordazas, pinzas, antifaces, variedad de flagelos y fustas, velas, grilletes, etc.). Usé algunos, pero también otras cosas de un pequeño y rudimentario arsenal casero que me llevé.
Aunque el precio no permitía marcas (tenía algunas, ya remitiendo, fruto de algún servicio más caro), mostró un alto nivel de tolerancia con las pinzas y los azotes de diverso tipo por distintas partes de su cuerpo. Daba las gracias por todo. A veces se la notaba al límite, pero solo una vez pronunció la palabra clave (con la cera de unas velas). Aparte del griego, tampoco recibía el semen en la boca (ni otros fluidos ni secreciones), aunque sí en la cara. Así acabé la primera vez. A ratos yo marcaba la alternancia de pasar a momentos de sexo suave, con besos y achuchones como de consuelo y compensación para ella. Su respuesta era magnífica: entregada, con unos besos deliciosos, recibiendo sexo oral con implicación y dando muestras de agradecimiento por todo este trato de mi parte. En el precio pactado no entraba que sus pechos llegaran a amoratarse al amarrarlos con cuerdas, límite que respeté. Por el contrario, su tolerancia al face fucking era muy elevada. El segundo fue una penetración larga, fuerte y dura, en diversas posturas que sacaban partido a la disponibilidad de una sumisa.
Acabé contento. Me impactó sobre todo que tuvo la mejor actitud de sumisa que he encontrado, en sus maneras, aguante, forma de hablar, etc. Para mí fue de veras cautivadora. Acabé con la misteriosa, paradójica y excitante sensación de preguntarte quién somete a quién. Me pareció que con ella le había cogido al fin el punto a algo especial en este tipo de relaciones, más allá de los excesos físicos; algo que no había encontrado en mis pocas incursiones dentro de este sector.
Tanto fue así que repetí sin mucho tardar. Entre medias estuvimos en contacto por wsp; ella siempre en una actitud de sumisa muy convincente. Todo lo que he dicho de la primera cita vale para la segunda. Tuvo el detalle de poner un espejo en el gabinete, que no lo había y se lo pedí por wsp para esta cita; o fue un detalle de Syra, porque esta y otras cosas decía que debía consultarlas con ella. Llevé un guión de situaciones que iba creando y de las cuales salía la razón para hacer una cosa u otra; por ejemplo, los fallos que tuviera a preguntas que le hacía. Se integró muy bien en estas situaciones, y su actitud como sumisa fue conmovedora. Salí más contento que la vez anterior, y más subyugado aún por la misteriosa sensación a la que antes me refería.
En los siguientes meses hice dos intentos de tener cita, pero por unas cosas u otras no pudo ser. Me dijo que se cambiaban de piso en el mismo Leganés, y que el gabinete era mejor (mandaba fotos). Por fin tuvimos la tercera cita. Al retomar el contacto me dijo que dejaba la sumisión para pasar a ser ama, pero que aún hacía de sumisa con algunos clientes conocidos.
El nuevo gabinete es mejor. Es bastante más grande y tiene una cama de poca altura (como la de un sofá) que facilita algunas cosas que se hacen más complicadas en una cama normal. Por lo demás, el estilo y la impresión general son semejantes a la del gabinete anterior: los objetos, su ordenada colocación, las argollas a media altura, otras dos debajo al borde del suelo… Había un espejo alargado de tamaño medio apoyado en el suelo. Eché de menos que hubiera uno más grande, colocado de manera más estable y definitiva.
La sesión discurrió por cauces similares a las anteriores, pero su actitud como sumisa ya no me pareció la de entonces. Lo achaqué a que su paso a los servicios de ama le había afectado, y se notaba. Por contra, aceptó que intentáramos la penetración anal sin suplemento, y salió muy bien (no fue larga ni fuerte porque ya le dolía); pero a veces había de su parte respuestas, indicaciones o incisos que descolocaban el papel de sumisa tan logrado de las citas anteriores. No se integró igual de bien en las situaciones del guión que llevé esta vez, y en los momentos de alternancia que he mencionado antes estaba más distante y fría. En general, su actitud de sumisa la noté menos auténtica; como si le costara algún esfuerzo reprimir el rol de ama, lo cual se traducía en algunos apuntes que daban la impresión de estar menos convencida asumiendo el de sumisa. La noté cambiada incluso en los contactos por wsp, comparando con los que tuvimos para las citas anteriores. Esta vez quise tener un servicio sin andar pendiente del reloj, y pactamos por wsp que al final habría un dinero extra en caso de prolongarse. En realidad la
prórroga fue bastante más breve de lo que hablamos y no tuvo contenidos que lo merecieran. Por eso podía haber tenido el detalle de no aceptar el dinero cuando se lo ofrecí o de coger solo una parte; pero lo cogió todo sin hacerse más problema.
Me fui con la impresión de que todo seguiría así o empeorando, y con la sensación un tanto melancólica de que no volvería a verla. Quién sabe… pero de momento me mantengo en la misma idea al ver en este hilo que su paso al rol de ama se lleva el gato al agua. Para mí es una pena, porque basta mirar este subforo para ver que por cada sumisa, que encima desaparecen en poco tiempo, hay cuarenta amas que duran y duran (seré un poco raro, pero no me lo acabo de explicar); y me temo que dar con una sumisa interesante, como ella lo fue para mí, es buscar una aguja en un pajar.