El mundo de las relaciones humanas es muy complicado y casi siempre una de las partes que se relaciona (cuando no las dos) se engaña respecto al contenido de la relación.
En este mundo de las profesionales del sexo esto se hace mucho más simple y, a la vez, mucho más ficticio.
Una de las cosas que se suele valorar en las profesionales, al menos en la mayoría de lo posteado en este foro, es el efecto amante. Cuando se dice que una profesional lo posee, queremos decir que simula muy bien, que nos engaña convenientemente, que actúa durante un tiempo como si nosotros fuéramos su amante, su novio, su pareja ideal.
Es decir: estamos valorando esa simulación como algo positivo.
En este caso, ambas partes somos conscientes del engaño, por lo que realmente no se puede llamar así: somos conscientes de estar simulando una relación que realmente no existe, enmascarando un simple acto de compra-venta de sexo.
Yo, al menos, lo tengo claro y me dejo llevar en la simulación, participo de la representación. Y lo hago de una forma consciente, dejándome poseer por un momento de un sentimiento de “enamoramiento” (lo pongo entre comillas para aclarar que no es real) de la profesional haciendo mucho más placentero el encuentro y “desenamorándome” en cuanto termina la relación.
Llevo años con esa actuación teatral del momento de la cita.
Con la aparición del contacto vía internet, esta actuación se ha alargado y la aplico en los chat si la profesional me deja (que me suele dejar en muchos de los casos en los que ella me conoce de varias citas).
El control de esa ficción es importante que no se escape.
Pero en esa ficción hay dos partes y no tengo claro que, en algún caso, no se haya producido cierto desajuste.
Dado que con algunas de las profesionales llevo años chateando (y citándonos profesionalmente de vez en cuando), la relación se ha hecho más fluida, más abierta. Y en algún momento he podido llegar a pensar que existe una cierta amistad (no más profunda que la que puedo tener con otros foreros con los que intercambio información, por ejemplo).
Es verdad que cuando te citas más de diez o veinte veces con la misma profesional, algo de conocimiento por roce se produce.
Y, alguna vez, ellas me han compartido alguna confidencia y yo he hecho lo mismo.
Hasta ahora nunca he tenido el problema de plantearme que la relación fuera más allá de una pura relación sexual: con los años, uno se vuelve excesivamente exigente y poco propenso a dejarse llevar por ensoñaciones.
Pero sí es verdad que en algún momento llegas a pensar que podrías enamorarte de una profesional.
He probado, no hace mucho y por primera vez, las sensaciones de salir por la calle con una profesional en su día libre, de compartir un día de conversación normal, de visitar museos y monumentos, de conocer un poco mejor a la persona y, finalmente, de compartir la noche completa.
Hacía muchos años que no lo había hecho con nadie y la sensación es que si te dejas llevar, no sería difícil enamorarte realmente de esa persona.
Y esa sensación me ha hecho reflexionar que, realmente, es bueno poder sentirlo, que demuestra que aún puedes ver en ellas una persona, que no solamente ves su parte sexual.
Aún puedo confiar en mí, pensé. Pero también pensé que yo no tengo ese peligro. Que mi pensamiento aún se mantiene frío y sigue sabiendo que, yo al menos, sigo en mi ficción y fiel a ella me quedé con la experiencia vivida, pero volví a mi realidad.
Me queda la duda de si hubiera conseguido mantener la ficción de estar con otra profesional… porque, realmente, no todas las profesionales son iguales para cada uno de nosotros.

No sé donde quieres ir a parar?
Estás contando la experiencia con una chica fuera de su trabajo,
que has estado a gusto y que te lo has pasado bien.

No me entiendas mal, quizás no comprendo lo que quieres preguntar.

No hago ninguna pregunta, laquarius36: intentaba compartir una reflexión.
Yo entiendo los foros en dos ámbitos. Uno es compartir experiencias. Otro es compartir pensamientos, ideas, palabras.

Ahhh, perfecto, perdona no lo entendía así.
Disculpa si te sentó mal el comentario, no fue mi intención.

Para nada me ha sentado mal, tranquilo.