El paso normalmente no lo das tú. Yo andaba como tú, comiéndome la cabeza pero sin terminar de decidirme. Un día pasaba cerca de un club y me quedé al lado, dudando. Y como el diablo sabe hacer bien las cosas una dominicana con unas tetas tremendas se asomó a la puerta. De pronto giró la cabeza hacia mí, me sonrió y entré. Yo ya había ido de lumis antes de tener pareja, así que no me costó demasiado entrar, sabía lo que podía encontrar dentro. "Me tomo algo y ya está", dije para mí. Y así lo hice, charlé con ella y me fui a casa hirviendo. Así que no dejaba de pensar en la dominicana y volví al cabo de las dos semanas. Desde entonces muchas lumis, muchos come-cocos y no paro de intentar dejarlo. He estado seis meses sin ir, pero ni un solo día sin dejar de pensar en ir. Las lumis son maravillosas. Ir de lumis te provoca sensaciones que no puedes encontrar fuera de ese mundillo. Y sin embargo no dejo de pensar que soy un y que mi pareja no se lo merece. Ojalá las mujeres pudieran entender que se puede uno ir de lumis y después quererlas exactamente igual o más. Pero de sobra sé que no me lo perdonaría.

Así que no te ayudo mucho. La decisión es tuya. Pero que sepas que te va a gustar y mucho. Es como salir del armario. Es reconocerte a ti mismo como hombre, con necesidades de esparcir la semillita. Y es increíble ver que te puedes follar a pivones tremendos por unos cuantos euros. Así que el que empieza no para.