Y así fueron pasando los años, uno tras otro, sin que nada viniera a perturbar el ajetreo de sus días ni la placidez de sus noches. No volvió a convivir con mujer alguna ni sus labios pronunciaron de nuevo las palabras mágicas. Siguió comprando besos y caricias según su plan preconcebido, alternando lo bueno conocido con lo bueno por conocer. Tuvo suerte. Gozó de miles de sonrisas, de dulces abrazos y de húmedas vaginas. Escuchó a mujeres de todas las edades y países y, con sus palabras, compuso un mosaico de ideas y sonidos que siempre le acompañó. Se embriagó con la saliva de innumerables bocas, aspiró el aroma de infinitas pieles y en cada chica encontró un motivo para el recuerdo. Los inviernos se dejaban sentir y las fuerzas iban mermando pero nunca pensó en abandonar. Mantuvo hasta al final la ilusión de cada nuevo encuentro, se acicaló minuciosamente antes de cada cita como si oficiara un antiguo rito pagano y desplegó su sonrisa más sincera cada vez que una puerta se abrió ante él.


No sabemos a ciencia cierta cómo finaliza la historia. Hay quien sitúa su muerte, a los sesenta y siete años, en pleno dúplex con dos brasileñas veinteañeras y especialmente fogosas. Sin embargo, una leyenda urbana -repetida en mil quedadas, cuando el alcohol se instala en el cerebro y domina las lenguas- cuenta que aún se le puede ver entrando en algún piso, tembloroso y apoyándose en un bastón, pero con la misma sonrisa...

Y murió feliz, donde realmente merecía la pena morir.

Muy hermoso Pacumbral. Muchísimas gracias.

PACUMBRAL . Has expresado muy bien, con las palabras justas, el posible futuro de algunos de nosotros: Los descreídos, cada vez más, del amor (no sé si es tu caso, creo leer entre líneas que sí). No sé…pero a algunos ya nos da pereza tener esperanzas en el AMOR con mayúsculas. (a lo mejor no hemos tenido la suerte de encontrar lo que otros sí) ¿Es peor ese futuro que planteas, al de otras alternativas? No lo tengo claro. Yo ya creo que me cansé de ser un romántico y un esperanzado (aunque nunca se sabe lo que nos puede pasar mañana) aún así, la verdad, no me parece mala manera de morir…
GRACIAS POR TU RELATO…UN SALUDO.

PACUMBRAL . Has expresado muy bien, con las palabras justas, el posible futuro de algunos de nosotros: Los descreídos, cada vez más, del amor (no sé si es tu caso, creo leer entre líneas que sí). No sé…pero a algunos ya nos da pereza tener esperanzas en el AMOR con mayúsculas. (a lo mejor no hemos tenido la suerte de encontrar lo que otros sí) ¿Es peor ese futuro que planteas, al de otras alternativas? No lo tengo claro. Yo ya creo que me cansé de ser un romántico y un esperanzado (aunque nunca se sabe lo que nos puede pasar mañana) aún así, la verdad, no me parece mala manera de morir…
GRACIAS POR TU RELATO…UN SALUDO.

Gracias, Perillán, fipe, VERDI.

Lo único que tengo mínimamente claro es que el Amor romántico es un concepto inefable o, en todo caso, que admite millones de aproximaciones o definiciones; casi tantas como seres humanos.

¿Estamos predispuestos al enamoramiento en ciertos momentos y confundimos nuestra predisposición con el destino o el “flechazo”? ¿Decimos Amor, en otros momentos, cuando queremos decir sexo? ¿Necesitamos, simplemente, un poco de afecto, una caricia o un abrazo y buscamos todo eso, descartando otras opciones, en una “relación de pareja”? No tengo ni idea. Supongo que no hay respuesta. Ciertos sentimientos escapan a la fría metodología científica y no se dejan encorsetar en gráficos multicolores, sesudos ensayos ni lecciones magistrales.

Yo trato con cariño a las chicas de pago, las beso con dulzura y acaricio sus manos con el mismo afecto que lo haría con una amiga o un ligue. Me comporto así espontáneamente y, salvo rarísima excepción, así soy correspondido. Realmente, como el protagonista del relato, tengo suerte. Para sentirme relajado cerca de una mujer, para compartir un poco de mi tiempo, para practicar sexo con ella y, al mismo tiempo, ser sinceramente afectuoso no necesito experimentar Amor romántico. De ahí el título del relato.

Desde luego no me importaría acabar mis días como nuestro viejecito putero. En ese caso mi epitafio podría ser: “Mi vida fue muy buena, pero mi muerte fue inmejorable”.

Cita:

¿Estamos predispuestos al enamoramiento en ciertos momentos y confundimos nuestra predisposición con el destino o el “flechazo”? ¿Decimos Amor, en otros momentos, cuando queremos decir sexo? ¿Necesitamos, simplemente, un poco de afecto, una caricia o un abrazo y buscamos todo eso, descartando otras opciones, en una “relación de pareja”? No tengo ni idea. Supongo que no hay respuesta. Ciertos sentimientos escapan a la fría metodología científica y no se dejan encorsetar en gráficos multicolores, sesudos ensayos ni lecciones magistrales.

ABSOLUTAMENTE DE ACUERDO

Cita:

Yo trato con cariño a las chicas de pago, las beso con dulzura y acaricio sus manos con el mismo afecto que lo haría con una amiga o un ligue. Me comporto así espontáneamente y, salvo rarísima excepción, así soy correspondido. Realmente, como el protagonista del relato, tengo suerte. Para sentirme relajado cerca de una mujer, para compartir un poco de mi tiempo, para practicar sexo con ella y, al mismo tiempo, ser sinceramente afectuoso no necesito experimentar Amor romántico. De ahí el título del relato.

Lo comparto al 100% Es mi misma actitud. SIEMPRE

Cita:

Desde luego no me importaría acabar mis días como nuestro viejecito putero. En ese caso mi epitafio podría ser: “Mi vida fue muy buena, pero mi muerte fue inmejorable”.

¡MUY BUENO!

Magnífico relato, Paco, me ha encantado, tanto en la forma como en el fondo. Respecto a la filosofía de vida que planteas te daré mi opinión. Yo creo que el hombre por naturaleza tiende a relacionarse con sus semejantes y es más enriquecedor vivir en pareja que estar soltero, siempre y cuando la pareja te "llene" lo suficiente, claro. Creo que a casi todos nos ilusiona la posibilidad de llegar a enamorarnos, y creo que una misma persona es más feliz compartiendo su vida con una buena pareja que viviendo sólo. En realidad el sexo a cambio por dinero no es sino una diversión más. Pero esta actividad de consumir sexo no puede cubrir otro tipo de necesidades como el amor, el cariño y la compañía, que al menos a mi juicio son más importantes que la pura satisfacción del placer físico carnal sexual.
Bien es cierto que a determinadas edades de la vida vamos envejeciendo y quizás no sea tan placentero disfrutar del cuerpo de un "vejestorio" y en esos casos casi es mejor pagar a una prostituta para que te deje disfrutar de su belleza y juventud, cualidades físicas que una mujer de cincuenta o sesenta años ya no tiene.

Destaco esta parte, aunque me ha gustado en su totalidad porque coincide con mi idea de Amor y Felicidad. Para mí estos conceptos no son estados absolutos a los que llegas después de un largo camino, si tienes suerte o te esfuerzas y desesperas por alcanzarlos.

El amor y la felicidad son estados temporales, efímeros, encerrados en cada momento, en cada pequeña cosa. Cada vez que besas estás siendo un poco amado, cada vez que algo te satisface estás siendo un poco feliz.

Al final de la vida, mirando hacia atrás sabremos cuán amados y felices hemos sido dependiendo de la cantidad de esos pequeños momentos especiales y únicos que hayamos conseguido disfrutar.

Gracias por tanta belleza y sensibilidad.

Lo curioso de la vida es que al final todos morimos y nuestras vivencias y momentos de felicidad desaparecen con ella, con la muerte. Tras ese desenlace todos somos iguales y no hay unos más felices que otros, todo se reduce a nada.