Ella si sabía lo que quería

Eran las 19:00h de la tarde y había terminado de trabajar. Aquel día fue nefasto, el jefe no paraba de exigirme que mostrara los resultados ese mismo día, aquello era imposible, sólo hacia una semana del nuevo proyecto y me estaba empezando a quedar sin ideas creativas.

En casa me estaba esperando mi mujer y mis tres hijas, ¡Vaya panorama!, lo que menos me apetecía en ese momento era escucharlas, a mi mujer sobretodo. Llevábamos años discutiendo y peleando por todo, además de meses sin mantener relaciones sexuales, ni una simple paja me hacía.

Mentí, le dije que me quedaba hasta tarde en el trabajo, ella ya sabía que me habían encargado un proyecto muy importante y que eso conllevaba muchas horas de trabajo. Me soltó un “amable” ¡No llegues muy tarde eh!.

Quería desfogar me y sí, deseaba follar con todas mis fuerzas así que empecé a buscar por Internet páginas de contactos. Eché un ojo a las putas de Barcelona y me quedé encandilado de una. Una puta de Barcelona de 23 añitos con un impresionante cuerpazo.

Me puse en contacto con ella a través de su número de teléfono. Descolgó y una voz muy sexy contestó al otro lado ¡Hola guapo! ¿Quieres pasar un buen rato conmigo?, definitivamente sí.

Esperando en la entrada del hotel con un cigarro, bueno, ya llevaba dos, estaba muy nervioso, nunca había hecho ese tipo de cosas, pero de verdad que no aguantaba más, me iban a explotar los huevos. De repente apareció esa preciosidad de escort en Barcelona que había visto en fotografías, era más explosiva de lo que esperaba. Me volvió a saludar con un ¡Hola guapo!.

Nos dirigimos hacia la habitación sin hablar. En cuanto entramos por la puerta empezó a tranquilizarme diciéndome que iba a pasar una de las noches más placenteras de mi vida.

En cuestión de minutos me quedé desnudo, ¡esa escort de Barcelona era muy hábil para quitar la ropa! La tenía bien pegada a mí, pero mi miembro no se levantaba, soltó una risita y se puso de rodillas, empezó a comérmela de arriba abajo, pasando su lengua por toda mi polla, ¡Dios! Qué bien lo hacía, no me la habían chupado de esa manera en mi vida, con esa carita de inocente y guarra que tenia a la vez.
Enseguida se me empalmó y la puse a cuatro patas en la cama, necesitaba metersela hasta el fondo, como a mí me gusta, notar que la estoy reventando.

En pocos minutos me corrí dentro de la puta de Barcelona, solté toda mi leche, y cuando digo toda es toda.
Al sacar el preservativo noté que estaba muy húmeda, me encanta que una mujer chorree, eso quiere decir que ella también se lo estaba pasando bien.
La despedida fue normal, le pagué y se fue. Me tumbé en la cama y me quedé frito hasta el día siguiente. Y si, tenía razón, pasé un buen rato con ella.