Rocío de Erosguia

Llevaba tiempo ojeando la página de Erosguia y tenía entre ceja y ceja a un par de chicas, una de ella es Paola ([Sólo los usuarios registrados pueden ver los enlaces e imágenes. ]) y la otra Rocío ([Sólo los usuarios registrados pueden ver los enlaces e imágenes. ]). Recién llegado a Madrid de visitar a la familia decidí que no había que hacerle un feo a Rocío y rapidamente cuadre una cita con ella.

La chica me resultó muy agradable por teléfono así que no dude en quedar cuanto antes con ella. Recibe por la zona de Princesa, en un apartamento particular y muy acogedor. La habitación de hecho está muy bien decorada y aparentemente es bastante limpio, digo aparentemente porque no me puse a mirar debajo de la cama a ver si había pelotillas de esas que se forman con el polvo y no me refiero al que se echa encima de la cama sino a otro más molesto.

Rocío en cuestión es jovencita, bajita, morena y guapa, tampoco es que vaya a ganar Miss Universo, pero es bastante guapa. Las fotos son bastante acordes con la realidad. Ella se declara española (insiste en que es de Lanzarote), pero debe ser de adopción, aunque apenas se le nota su acento del otro lado del charco. Hasta ahí todo iba bien. Sin embargo, cuando nos metimos en faena comenzaron los peros. La chica no se ducha contigo, a mí me puso una excusa, aunque después olía bien y se le veía limpia. Los besos se limitan a unos piquillos y si acaso cierto amago de juguetear con la lengua, pero eso un amago. El francés, que lo hace bastante bien, es escaso en el tiempo y aunque le insistí en que siguiera un poco más rápidamente esquiva el asunto y se pone a otra cosa, que en mi caso fue a abriri el condón.

El resto del servicio es bueno, no se preocupa por el tiempo y en todo momento trata de agradar, pero con esos pormenores es complicado que repita. También se le nota algo escasa de rodaje, debe tener sólo veinte y pocos años. Por cierto, las tarifas aplicadas fueron 250 euros por una hora, aunque nos pasamos de tiempo y en ningún momento se le notó incómoda o preocupada por ello.
Un naomista.