Mila Alexandra 643489575

Cita con algunos apuntes de sumisión

Me pilló su parón de vacaciones cuando aún no había puesto post. Lo dejé en la despensa y lo pongo ahora que ha reabierto su hilo. [Sólo los usuarios registrados pueden ver los enlaces e imágenes. ]

Una hora 70, precio de una oferta que puso en su hilo para algunos de sus “menús”, que en algún caso tienen un precio de 100 eu. Veo ahora en su hilo que en este momento vuelve a tener estas ofertas. Me dejó claro por el wsp (643489575) que la oferta no incluía acabar en su boca ni griego. Con eso y con todo me pareció un buen precio y le pedí cita.

Calculo que mide entre 1’65 y 1’70. Dice en su hilo que anda por los 30, y eso le echo yo. Está gruesa, y dentro de eso tiene su atractivo; sobre todo un par de tetones consistentes (que no duros, lo cual yo prefiero) con la caída lógica. Me gustaron; especialmente los pezones: grandes, gordos, macizos, estupendos. Culo acorde al volumen general e incluso por debajo de esa proporción. De cara no está mal. Ojos bonitos, pelo negro, largo y algo acaracolado, mofletes carnosos.

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Implicación impecable, enriquecida con toques de sumisa. No era una sesión de este tipo (no lo fue), pero ella ofrece bien a las claras “menús” de sumisión, y diría que en esta cita algo se dejó llevar por su inclinación hacia ese rol. No puedo asegurar para nada ni para nadie que vaya a ser así cuando no sea una sesión de sumisa, pero sí diré que me hizo concebir muy buenas expectativas para el caso de animarme a tener una con ella. Lo que conversamos al final sobre esto me confirmó esta impresión.

Besos estupendos en la boca desde que crucé la puerta; bueno… pasados algunos segundos en los que aún exploraba en qué plan iría yo, mostrando una apreciable buena disposición a captar o intuir lo que buscas para amoldarse al gusto del consumidor. Agarrones bien decididos en sus pechotes y más fuerza de lo normal al pellizcar sus pezones (ella misma me animaba a hacerlo así). También algunos cachetes en sus nalgas durante la penetración. Cubanas deliciosas, con estilo (lo hacía con toda facilidad a una mano), en diversas posiciones que ella misma proponía y transmitiendo que le pone muchísimo sentir un pene entre sus pechos. Con frecuencia, al tiempo que tenía el mío ahí se lo metía en la boca.

Ineludible destacar cómo hizo el sexo oral. Bajaba continuamente hasta el fondo, poniendo también de su propia iniciativa velocidades y energías al borde del face fucking. Me puso bien burrote, como me suele pasar cuando me hacen estas cosas; y en una de éstas forcé yo a tope de repente y le vino una arcada. La controla entre toses y… donde otras me hubieran reconvenido, ella me pidió perdón porque no estaba prevenida y no se esperaba esta trepanación “pero mira: así has probado mi garganta” (debo insistir en que no garantizo que esto vaya a pasar con ella fuera de una cita de sumisión).

Casi que debo destacar más todavía cómo se afanó con los testículos y el perineo, porque estuvo a un nivel si no inigualable sí difícil de mejorar. Apretaba con una fuerza y un tino que yo no veía nada mejor que pudiera pasar y llegué a pensar que me iba a correr aunque el pene en sí ni me lo tocara. Saliva y babas en abundancia, miradas de infinito morbo y una voracidad de posesa. La línea divisoria entre una presión placentera y otra dolorosa es extremadamente sutil en los testículos; pues ella se manejó por esa frontera con una soltura de maestra, sin pasar ni una sola vez al lado malo aunque jugueteara con el desenfado de quien chupetea un caramelo.

Alternando esto con cubanas, me corrí la primera vez. Limpieza y luego un masaje muy apañado. A poco que lo dé más convencida de que lo hace bien, podría ofrecer sesiones de masaje tan bueno como el de muchas que funcionan en el sector de las masajistas. La secuencia bien trazada del masaje-relax al masaje-excitación me puso a punto para otro. Tomo carrerilla haciéndole sexo oral a ella, donde estuvo receptiva, implicada con gemidos, convulsiones, apretones de mi cabeza contra ella, de mis manos... Me pide permiso para correrse (otro toque de sumisa); se lo doy, se corre… digo yo… no sé. A chorros como dice en su hilo desde luego que no, ni de lejos; pero que eso me dio igual.

Un rato para que se rehaga. Lo aprovecho para probar sus nalgas. Lo dejo pronto porque tampoco son de esas que me llamen poderosamente a sumergirme en ellas (ya lo apunte en la descripción de su físico); pero es igual… estoy a tono para la penetración y ella bien dispuesta. Goma y se sube encima. Estupendos sus pechos con el tronco elevado o inclinado sobre mí: verlos botar, estrujarlos con fuerza, juntarlos hasta rozar un pezón con otro, comérselos con fruición, pellizcarlos… Besos apasionados, un par de cachetes vuelan hasta aterrizar en su culo. No se mueve nada mal, pero la fricción no tiene la intensidad que necesito para correrme otra vez. Pasamos a cuatro, y aquí ya me busco a placer según lo que necesito. Veo la escena en el espejo cercano. Otro par de cachetes, que ahora se estrellan más que aterrizan en sus nalgas. Le tiro del pelo (sin brutalidad), mis manos llegan a palpar sus pechos mientras pendulean en todas direcciones. Me corro encantado de todo y encantado con ella.

Charla agradable, sin prisas, echando un cigarrillo (un pelín le había notado ya en el aliento que algo fuma; para mí, nada que tuviera importancia en su caso).

Ha cambiado de sitio, pero describo el de esta cita por lo que pueda decir de su estilo y enfoque en estas cosas. Apartamento pequeño con espacio suficiente. Recibidor, dormitorio y baño. Todo muy limpio. Decoración sencilla y alegre. Buena temperatura a pesar de ser la media tarde de un día muy caluroso. Baño entre normal y pequeño, pero en la ducha pueden estar dos. Me recibió con lencería negra. Estaba recién duchada: se le notaba el pelo todavía algo mojado y tenía una leve pátina de humedad por toda la piel. Me resultó muy excitante. Estuvo dispuesta a volverse a duchar conmigo cuando se lo pedí, pero al final cambié de opinión y preferí ducharme solo. Toalla buena; quizá algo pequeña, pero me ofreció otra para la ducha del final. Bebida, sábana de tela impoluta; no me pidió el dinero. Se lo dejé en una mesilla antes de irme.

Lo pasé muy requetebién. La recomiendo. El precio de esa oferta fue realmente bueno para lo que me gustaron ella y la cita. Candidata a repetir; y si es por ese dinero más todavía.