En el Antiguo Egipto la prostitución no sólo no era ilegal, sino que las meretrices eran incluso consideradas sagradas. Las familias a menudo solían regalar a sus hijas más bellas a los sacerdotes de su templo. Tan pronto como crecían para el gusto de los sacerdotes, se les ordenaba que dejaran el templo. Muchas de ellas practicaron la prostitución, hasta que contrajeron matrimonio.
Quienes no eran consideradas (o no siempre) prostitutas fueron las ‘felatrices’, mujeres que se dedicaban únicamente al sexo oral. Su aspecto las diferenciaba del resto, por lo que todos los ciudadanos podían identificarlas rápidamente, especialmente por sus labios pintados de rojo intenso.
Aunque no se puede considerar a Cleopatra una felatriz, sí que todos coinciden en que la reina de Egipto era una maestra de la felación. De hecho, se dice que por su arte con el sexo oral la pusieron muchos apodos como ‘Merichane’, que quiere decir ‘La boca de diez mil hombres’ como ‘Chelión’, que significa ‘La de los gruesos labios'.
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__________________ El mejor placer en la vida es hacer lo que la gente te dice que no puedes hacer.