hombre y guitarra
Un hombre y su piel, desnudo, a solas toca unas notas musicales.
Sobre sus brazos, fuertes, seguros, de piel morena, una guitarra. La abraza con fuerza por el mastil, para que no huya y con ella tantas emociones compartidas.
Guitarra y hombre de la mano crean mundos nuevos, impenetrados antes, ayer inexistentes sin vida y hoy recién nacidos con deseos de crecer a lo ancho y largo.
La guitarra de cuerdas tersas y firmes, acostumbrada a viajar y adquirir sensaciones diferentes, colabora con el hombre, cuando éste, tiempo después intenta resucitar olores lejanos. Colores que quedaron atrás solo fisicamente.
El hombre de torso desnudo apaga su cigarro en el cenizero, inspira y se concentra en el nuevo tono. Agudo, Grave. Esta nueva nota es esa imagen que un Lunes cualquiera aquel país, desconocido le regaló. Intenta la melodía del aire. La armonía del agua.
La guitarra, discreta y siempre incondicional mueve las cuerdas, los sonidos resbalan entre sus dedos. El va envolviéndose en el llino del nuevo ritmo, sensual, directo. El mundo deja de existir. A solas los dos, sin partituras, comienzan el juego.
“-déjame entrar en tu mundo”- piensa el hombre.
-”déjame conocerte”-contesta la guitarra en un dulce acorde.
Solo es algo entre los dos..
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