Sharon 657080243

Buenas tardes a todos, amigos del sexo en tarifa prepago. Les traigo una experiencia que dejé pendiente de publicar desde hace tres semanas que sucedió. Quiso el destino que por trabajo hiciera escala de tres días en tierras pucelanas, sin familia, con calor y con mucho tiempo libre, combinación fatal para mi economía pero perfecta para dar rienda suelta a mis perversiones. Una caprichosa búsqueda en páginas de esas que dan sentido a nuestra presencia en este foro me llevó a dar con el perfil de Sharon (657080243) y la promesa de su cuerpo, su tarifa que se ajustaba perfectamente a mi presupuesto (100 € una hora) y las tórridas temperaturas estivales hicieron el resto. El plan me hizo a mí, se podría decir, más que al contrario (si a alguien le funciona esto como justificación o excusa que nos lo haga saber, por favor).

Llamé y enseguida me respondió entre risas, feliz, vive en un constante estado de comedia, haciendo chiste por todo y riéndose agradecida por todos mis esfuerzos por parecer simpático. Sharon desborda alegría desde el primer instante y eso ayuda a la hora de decidirse a contratar sus servicios. Concretamos hora y me proporcionó la dirección (Calle Bahía) y al amparo del GPS llegué pronto desde mi hotel.

Me recibió ella, espectacular, igual que en las fotos (no lo creía del todo antes de ir pero ahora puedo dar fe de que son totalmente reales), con un conjunto de lencería fina que destacaba lo más importante y enseñaba lo justo, sin vulgaridades ni mostrar de más antes de tiempo, manteniendo la elegancia y la sensualidad propias de una mujer (mujerón) de sus 33 - 35 años. Esa visión me dejó claro que Sharon sabe lo que hace y que nada es casual con ella. Perfecto, buscaba una mujer a mi altura, no una niña inexperta. Esa visión auguraba un buen encuentro. Y vaya si lo fue.

Me acompañó a su habitación, que es de las más espaciosas, elegantes y cómodas de las que he tenido ocasión de conocer en este mundillo, con baño amplio y todos los enseres y mobiliario necesario, buena decoración e impecable higiene y limpieza. Y enseguida, en una breve pausa de las risas, empezamos a besarnos apasionadamente, sin tacañear con la lengua, acariciándonos hasta donde llegaban las manos furtivas que se colaban entre la ropa.

Me sugirió ducha, acepté encantado (Valladolid en agosto es muy cálido y los poros de mi piel daban fe de ello), pero le pedí que se uniera a mí para continuar con la sesión de besos bajo el agua. Accedió aunque dejó bien claro que no se quería mojar el cabello y que tuviera cuidado. Se ubicó de forma que el chorro del agua de la ducha le alcanzaba únicamente de cuello para abajo y nos entregamos de nuevo a los besos y caricias hasta que nuestras humedades se confundían con el agua corriente.

Tras un buen rato, cuando ya la piel comenzaba a mostrar signos de arrugarse por el agua, dimos por terminada la ducha, nos secamos y nos fuimos corriendo entre risas a la cama, donde nos tumbamos antes de que ella empezara a recorrer mis hombros, brazos, pecho y abdomen con los labios y la lengua, hasta llegar a mi ingle y comenzar a jugar con mi miembro primero con las manos y luego con la boca. Me hizo una felación húmeda, no muy profunda pero sí muy sensitiva empleando bien la lengua y esos gloriosos labios suyos que envolvían mi pene con la presión justa y gran maestría, tanto que en dos ocasiones le pedí pausa para no terminar precipitadamente el primer asalto.

Quise devolverle la atención y le pedí que se tumbara boca arriba para deleitarme saboreando cada centímetro de su piel tostada hasta llegar a su sexo y comenzar un cunnilingus primero suave, rodeando sus labios externos con mi lengua y recorriendo después desde el perineo hasta su clítoris para centrarme en éste y acelerar el ritmo mientras con dos dedos buscaba y estimulaba su punto G desde el interior. El trabajo debió ser a su gusto pues al cabo de unos minutos todo su cuerpo comenzó a estremecerse, me apretó con mucha fuerza la cabeza con las piernas, su vientre se irguió y entre gemidos entrecortados eyaculó una cantidad abundante de líquido transparente. Era la segunda vez en mi vida que veía en directo un squirting real, no el esperpento que nos muestran en el porno. Sublime experiencia. Apartó mis manos y mi boca casi de un manotazo por lo sensible que tenía el área y estuvo con el vientre erguido, mordiéndose el labio inferior, los ojos entrecerrados y las piernas temblándole durante un par de minutos antes de recuperarse y recobrar el aliento.

Me tumbé a su lado, guié su mano hasta mi miembro y enseguida ella retomó el francés que yo había interrumpido antes pero no dejé que lo hiciera más de un minuto, eché mano de un preservativo que ya había dejado ella a mi alcance y se lo ofrecí para que me lo pusiera y le pedí que se sentara encima de mí para verla cabalgarme con mis manos en sus caderas mientras echaba su cabeza hacia atrás y buscaba su propio placer con sus movimientos más longitudinales que verticales, procurando frotar su clítoris contra mi pubis y enseguida llegó su segundo orgasmo, que recibió mientras me besaba y ya me volví loco, su vagina se contrajo apretando mi pene y no pude aguantar más y me corrí sin poder evitarlo como si hubiera perdido todo control sobre mi propio cuerpo.

Entre jadeos, gritos contenidos y buscando el aliento perdido, con nuestros cuerpos bañados en sudor y mirándonos fijamente a los ojos como en trance, tuvimos ese orgasmo prácticamente simultáneo como una pareja de enamorados en los primeros compases de la relación cuando el sexo es simplemente perfecto.

Al cabo de un rato, ya recuperados del esfuerzo y tras unas buenas risas y miradas cómplices, fuimos a por el segundo asalto en el que ya probamos varias posiciones más (misionero, en cuatro, de lado...) pero que no relataré para no hacer eterna esta experiencia.

El tiempo se nos pasó volando, Sharon olvidó el reloj y la hora, tras ducharme por segunda vez, vestirme y salir miré el reloj y nos pasamos unos 20 minutos sobre la hora acordada. Nos despedimos con un beso y mi promesa de volver en cuanto pudiera. Y así lo haré si vuelvo a coincidir con ella en Valladolid o en otro lugar de nuestra geografía. Lo que tengo claro es que antes de cualquier viaje que tenga que hacer contactaré con ella para ver si hay suerte y coincidimos, aunque me tenga que desplazar si es una distancia razonable.

Lo mejorable del encuentro: que se duchara haciendo malabarismos para no mojarse el pelo en vez de entregarse al placer olvidándose de todo lo demás y que no haga garganta profunda, aunque esto ni falta que hace con el manejo de su lengua.

Lo mejor del encuentro: su belleza, su cuerpazo impresionante, el squirting, su implicación, la pasión que le puso al servicio, su simpatía...

¿Recomendable? ¡Absolutamente!

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Soy follonero, pero no por armar follones...