Hola foreros, soy nuevo por aqui y con poca experiencia en el mundillo, aunque suelo leer asiduamente posts desde hace un tiempo.

Hace unas semanas pase por el Spring Bar, calle leganitos 23, a eso de las tantas de la mañana un fin de semana, un sitio pequeño, pocas chicas pero habia tres que me llamaron la atención, todas ellas de nacionalidad del este, jovencitas y con buenas curvas, me llamaron mucho la atención, habría como 3 o 4 chicas mas en las que ni me fije, eran mayores para mi gusto y no parecieron muy por la labor. Las copas 10 y para las chicas 25. Tome un par de ellas pero no me acabe de decidir... era tarde, andaba con demasiado alcohol en sangre y me parecía tirar el dinero en ese estado, aunque el calentón no me lo quito nadie y me acabe convirtiendo en un pagafantas....

Ya que he buscado por el foro sobre este bar y no he encontrado nada mas que lo poco que se ha mencionado en este post ya hace tiempo, seguro que muchos de vosotros teneis experiencias recientes de este lugar, podéis comentar un poquillo para información de todos? Chicas, actitud etc... o abrir un nuevo post sobre el Spring Bar, pero al ser tan novato tampoco puedo dar mucha información.

Perdonad si este no es el lugar, pero como esta pegado fachada con fachada del Living, me parecio lo mas razonable.

por cierto, precios me comentaron 80 media hora 150 1 hora, supongo que se podrán negociar en el precalentamiento. 1 saludo

Separo éste post de otro sitio y abro hilo nuevo.
Un saludo.

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Socio Fundador y Presidente de la AIPOS - Asociación Internacional de Puteros Orgullosos de Serlo
y Miembro de Honor de "Puteros sin Fronteras"

"La vida es como una novela, no importa que sea larga, sino que esté bien narrada" Lucio Anneo Séneca
"Que no nos cierren el bar de la esquina" J.R.M.Sabina
"Yo soy un pirata bueno" Ramón Melendi Espina

Pasé hace unos días por este lugar por segunda vez y es de lo peorcito donde te puedes meter. Además de caro (150hora), las chicas son mediocres y muy peseteras, no perdonan un minuto de reloj. Implicación cero y muy malos modos. Sin duda merece más la pena xvideos.

Cuales son las tarifas? Y el nivel de las chicas?

Principios de primavera, domingo por la noche. Inmediaciones de la Gran Vía de Madrid. [Sólo los usuarios registrados pueden ver los enlaces e imágenes. ], cuando se dirigió a mí un personaje enclenque, con la cara arrugada, viejo pero de edad indeterminada, con mirada lúbrica detrás de sus gafas de montura vieja y cristales de culo de vaso. Llevaba un abrigo como de empleado de gasolinera, gastado y varias tallas más amplio. Intentaba mostrar ademanes versallescos. Emitía una voz aguda y rugosa, como la de un cura cuando se dirige a niños de 3 años, pero quebrada. El flyer arrugado y mostoso que me blandía hacía referencia a un local que yo no conocía, el Spring de la calle Leganitos. Digamos que me pillaba de camino. Y tenía ganas de hacer una i+D de puticlub.

Me entregué a las circunstancias en un “que sea lo que dios quiera”. Además, me pareció un personaje literario por lo cutre y quería ver cómo manejaba la situación. Yo intenté mantener una cierta conversación con el hombrecillo, que insistió en acompañarme al lugar. Enfin, lo que hacen siempre. Se llevarán su comisión y la supuesta oferta que te venden muchas veces es lo contrario, porque incluye recargo. Pero me entregué. Me apetecía algo de sordidez y costumbrismo decadente.

El hombrecillo, parecía llevar un esquema de conversación en la cabeza y cuando yo le comentaba otras cosas y le hablaba del ambiente de Madrid los domingos por la noche, etc., se limitaba sistemáticamente a asentir, como disimulando un cierto nerviosismo con lugares comunes inconexos: “síí, sííí, el mundo de la noche, hay que conocerlo”, “yo conozco bien el mundo de la noche, síí, son ya muchos años”, “hay chicas muy guapas, ya verá aquí, síí”, “sin ningún tipo de compromiso, síí”, “creo que alguna vez le he visto, su cara me suena” (jajaja), etc.

Me llevó hasta la barra de un local DESTARTALADO, que parecía más bien un bar de copas abandonado en los años 80, mugriento, sombrío, sórdido, cualquiera diría que okupado para la ocasión, ubicado en los bajos de la Comisaría de la Policía Nacional. Novelesco. Una señora mínima, incongruente en aquel entorno, con gesto difícil de descodificar (¿tristeza, apatía, hartazgo, dureza?) atendía de mala gana detrás de la barra y de sus gafas de concha. Pero lo primero que me llamó la atención nada más cruzar el umbral de la mancebía fue la presencia, dispuesta estratégicamente y descaradamente frente a la puerta, a la espera de la llegada de una víctima, de UN PIBÓN DEL QUINCE. El personajillo me la presentó de forma caballeresca: “Bueeno, le presento a Cristina ¿eh?, ¿ha visto qué chica más guapa?, ¿vé cómo era cierto, eh? Sí, eehh… bueno… mucho gusto… eehh… le dejo en buena compañía… sí… eehh, un placer”. EL PIBÓN estaba sentado en una banqueta, mirando a la puerta. En principio, no había nadie más en el reducto, salvo la camarera de ambigua expresión y ella. Bueno, y una rusa flaca y con el pelo azul, que fumaba en la puerta y me saludó con un vicioso “HuOolAaaa…”.

La tía de la banqueta era rumana, cuerpazo y calzaba un par de tetas DE ESCÁNDALO, ENORMES. Tenían pinta de ser expansivos, fijo eran auténticos misiles. Pelo liso, negro. Llevaba un corpiño rebosante. En resumen: MI ESPEJISMO El Oasis en el desierto de aquella noche. O eso quise creer. Me dejé atrapar. “Vayaa, puedo decir que he llegado al lugar apropiado”, solté con voz acanariada, aparentando un dominio de la situación que en realidad y a todas luces, se me escapaba de las manos. Viendo el PIBÓN que me tenía dominado, insistió en enseñarme el local (como quien enseña la suite de un hotel de alto standing). Me llevó a un reducto más destartalado y sórdido todavía.

El local era mínimo. Las “instalaciones” consistían en un vano al fondo a la izquierda que daba acceso a un espacio de un metro cuadrado, con una prolongación bastante inquietante hacia una zona oscura, a mano izquierda, donde detecté la presencia de un CHUNGO, con aspecto de boxeador reventado, que entraba y salía o se escondía en alguna recámara. Lo más inmediato era un cubículo con una luz sombría y un sofá lleno de manchas, con una mesita delante. Me dijo que me sentara. El caso era que estaba dispuesto a hacer un privado con ella, a lo que surgiera con tal de verla desnuda y catarla, aunque el panorama empezaba a mosquearme cada vez más y las maneras, más todavía.

La chavala apareció con su bebida y la mía. Pagué 50€ Acto seguido, detecté que pasaba ostensiblemente de mí, pero ya no había vuelta atrás. En cuanto vino y se sentó a mi lado, empezó a mirar el móvil y fui consciente de que no iba a catar teta Ni me miraba a los ojos, con la excusa de que iba a poner música. Se descojonaba sola, como con soberbia... algo tramaba y no con mi complicidad....

... Pero la cosa derivó a sórdida: “esperra que voy a invitar a mi amiiga (la rusa), que nos invitarrá a unas rayass”. Yo le dije que sólo pretendía estar con ella Ella no me hizo ningún caso y casi como riéndose salió del cubículo (no tenía ni puerta, sólo una cortina) y llamó a “su amiga”. “¡Que sólo viene saludarrte, tranquiloo!” Enseguida vino y me empezaron a acariciar en el sofá mientras fingían gemidos y parecían partirse de la risa entre ellas. Entendí que esos sobeteos no eran más que una manera de retenerme. Les dije: “perdonad, pero no era mi intención estar con las dos; y si estoy con las dos, tendré que pagar por las dos. Tengo que hablar con la camarera”. La tal Cristina me decía: “no, ¡que no te priocupass tú de esso ahorra!”. Yo insistí, hice amago de levantarme y me retuvieron en el sofá a la fuerza. “¡Que no vayas, que estamos aquí ahorra los trress! ¿Qué te passa tí, chicoo?”. Cuando por fin me pude levantar, cogí mi cartera, mis llaves y mi móvil… la amiga me cortó el paso en la puerta, le dije que quería ir a hablar con la camarera y que me dejara pasar. Tuve que apartarle el brazo, haciendo un pequeño forcejeo. Salí a la barra. La señora menuda de gesto hosco seguía allí. Yo le avisé: “perdón, pero ha pasado una segunda chica al privado y yo no la he llamado”. De muy malas maneras, la señora se me encara y me dice: “A mí ni me va ni me viene, tú te organizas con ellas”. Volví decidido a coger mi paquete de tabaco y mi abrigo. Y a largarme. Volví a ver al CHUNGO en el pasillo. Seguía entrando y saliendo. ¿O vigilando? ¿Quién era ese individuo y qué papel cumplía en el local?

Ante la evidencia de que aquello podía acabar muy mal, entré a por mis cosas, las dos fulanas intentaron retenerme de nuevo y les dije que me largaba: me habían soplado 50 euros, los daba ya por perdidos. Había que largarse urgentemente. Me fui precipitado, se me cayó en la acera el paquete de tabaco. Y me fui volando, Leganitos abajo, hacia la plaza de España.

Ha sido mi experiencia más sórdida e inquietante en estos mundos. El robo es importante, pero es lo de menos.

¡Puteros: avisados quedáis!

Si caes allí te Roban y más si vas con copas demás , lo de la Policía fuera pareciera seguro pero es todo lo contrario, yo pasé la peor pesadilla y noche de mi vida en Madrid putera , como comenta el tipo de arriba allí te aparecen como víboras esperando a su presa una o dos chicas enseguida te dicen que te invitan una copa que luego la vas a tener que pagar , a continuación te seducen para que pagues el contacto, enseguida aparece otra y te retienen y si bas con copas demas date por perdido , cartera vacía salí de allí , una puta vergüenza y robo me sacaron entre todo y eso unos 400 € y con unas tipas que ni merecían la pena , recuerdo que me retenían y no me dejaban marchar...