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Os cuento el resultado de una experiencia suculenta. Para centrar el hilo, con este número de teléfono están al menos cuatro chicas (Vane, Mía, Amanda y Natalia). Ni idea si son agencia, les han contactado para trabajar el piso o lo tienen entre todas. Me decanto por lo segundo.

Nombre: Natalia
Edad: 33 años, que pueden ser más y no es problema.
Nacionalidad: española. Vivida en Francia, voilà.
Contacto: 675078755
Por discrección para ella, puede contestar alguna otra compañera, quizás una quinta chica telefonista que se llama Susana. Trato más que agradable.
Tarifa: 40€/20m; 60€/30m; 80€/45m y 100€/1h. Griego con suplemento de 30€.
Recibe: Piso compartido muy amplio en la calle Atocha, a la altura de la plaza de Antón Martín. Inmueble antiguo y recientemente reformado que dispone de todas las comodidades, incluido ascensor. Y conviene porque es un quinto. Limpieza excelente, decoración escasa, mucha luz y paredes de blanco reluciente. Que haya visto, dos habitaciones. Una es un cuarto con un ventano terciado y la otra, una enorme con baño dentro. Estuvimos en esa. Ducha potente, caliente y angosta. Sábanas y toallas de algodón. Bastante bien todo.
Estatura: 1,60 m. (aprox.)
Medidas: 85-55-80 (aprox.)
Aspecto físico: Mujer madura de mediana estatura, de rostro agreste, naríz prominente y ojos dulces y habladores. Delgada; de piel suave, algo laxa y bronceada. En las fotos podéis apreciar bien cómo es, aunque aparenta menos tripita de la que tiene. Pese a ello, formas armoniosas. Piernas estilizadas, culete pequeño y blandito, tetas levemente caidas con mucho encanto, mucho. Coñito compacto y muy chupable. Sorprenden sus pliegues anales.
Carácter: Educadísima, elegante, atenta y buena conversadora. Sabe a lo que se está dedicando y además lo disfruta si el cliente sabe estar a la altura de las circunstancias. Si algo cabe destacar es lo morbosa que es. Elevada sensualidad y sexualidad. Se nota que ha recorrido mundo. Le encanta ser seducida lo mismo que seducir. Pausada en general, con momentos punteros de mucho vicio.
Fumadora: Sí.
Besos: Abundantes y me atrevería a decir que imprescindibles.
Francés: Sí. Natural, desconozco si es hasta el final. Muy suave y delicado. Atenta a las peticiones, incluida la garganta profunda. 7/10.
Griego: Sí, pero no puedo hablar de él.

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La experiencia: Acudo puntual a la cita y subo al piso. Puerta entornada, la empujo y detrás está Natalia. Con la imagen de las fotos en la cabeza, me encuentro con una mujer más bien pequeña y, sobre todo, con un rostro que nada tiene que ver con lo imaginado. Es lo que más llama mi atención y algunos podríais sentiros defraudado por sus formas. No os echéis para atrás, vale la pena quitarse prejuicios sobre belleza de una cara femenina. Natalia es un placer en todos los sentidos.

Mientras recorremos el pasillo sinuoso, me muestra una habitación que dice es calurosa, además de pequeña. Comenta que al final del corredor hay otra. Le pregunto cual prefiere y me dice que la del final. Pues vamos a esa, le digo yo. Unos metros más allá, entramos a una estancia muy amplia e iluminada, con una cama doblada a la mitad a modo de sofá, un par de mesas, un arcón moderno y un gran espejo apoyado contra la pared. Una puerta lleva directamente al baño. Duchita y vuelvo a la habitación.

Enseguida congeniamos y comenzamos a charlar con libertad y confianza. Mientras, voy disfrutando de lo que veo y poco a poco Natalia empieza a gustarme más. Los besos de una primera aproximación adelantan lo bien que lo vamos a pasar. Más besos y caricias de pie. Lleva un vestido blanco de algodón sin nada debajo. En una de estas, se agacha y me hace una chupadita pícara y breve que me deja con ganas de más. Le gusta jugar y a mi también, así que nos dedicamos a darnos placer. Sobre el sofá cama que ella se ha ocupado de abrir mientras estaba en el baño, continuamos con la sesión de morbo y vicio, viéndonos en el espejo y dejándonos llevar. Cunnilingus muy sentido por su parte, felación muy sentida por la mía, un cigarrito, más charla, vuelta a ring... No hay prisa.

Cuando empezamos el folleteo, somos todo ardor. Se mueve tanto ágil como pausada, siempre pendiente de lo que siente y hace sentir. Misionero, perrito, ella encima, de lado; en repetidas ocasiones en este y otro orden. Orgasmos consecutivos por su parte, uno mayor que el anterior. Aguanto hasta que veo que es el momento. Me pide que lo eche en su espalda. Veré lo que puedo hacer, le digo, porque en esos momentos nunca se sabe. Después de mucho ajetreo, con ella tumbada boca abajo, una pierna ligeramente levantada y haciendo movimientos de cadera y apretando la vagina para aumentar mi placer, estallo en su coñito verdaderamente caliente. Ella lo recibe con deleite.

Nos recuperamos hablando del mundo y sus gentes, fumando un cigarro y de nuevo a la ducha. Hemos echado, lo que se dice, un polvazo.

Conclusión: Quien espere un pivón, va a ser que no. Simplemente podréis estar con una de las mujeres más morbosas, abierta al juego y con menos prejuicios sexuales que podréis encontrar en la vida.

¿Recomendable?: Vosotros mismos.