Flor - paraguaya

Marco_Palo · #1 19-12-2009, 20:58

Es asombroso el desembarco que hay en estos últimos tiempos de chicas que llegan de Paraguay a Madrid en busca de hacer las Españas. Una de las recién llegadas es Flor, jovencita encantadora que personifica a la más tierna inocencia con ganas de darse a conocer.

Edad: 23 años (semestre más, semestre menos).
Nacionalidad: paraguaya. Estará unos meses sembrada entre nosotros.
Contacto: 672875716
Tarifa: 100 euros una hora, con francés natural que puede ser hasta el final y griego (tienen más tarifas. Ver anuncios en Internet o llamar).
Recibe: Calle de la Princesa 3, duplicado (Plaza de los Cubos). Es un apartamento preparado para que atiendan dos o tres chicas con encargada, amable, pero encargada al fin y al cabo. Higiene de la habitacion y del baño aceptables. Colcha y toalla nuevas. Iluminación nefasta (en exceso, de fluorescente, tipo pasillo de oficina).
Estatura: 1,65 m. (aprox.)
Medidas: 90-60-90 (aprox.)
Aspecto físico: Mujercita en la flor de la juventud, de la cual ella dice que hay que disfrutar. Alta de estatura. Cabello largo, liso, suave, rubio y teñido. Sus ojos son negros, tímidos, insinuantes y profundos. Sonrisa blanca de labios grandes, marcados y hermosos. Cuerpo bello y armonioso. Piel fina, blanquita. Dos tatús pequeños. Uno por encima de la ingle y otro en la cacha. Piernas, dedos y brazos largos. Manicura francesa corta. Pies bonitos. Pecho que mano cubre, pezones rosados muy activos, tacto blando, muy manejables y con la lozanía propia de la mediana edad. Coñito para enmarcar y poner en la puerta de la nevera.
Carácter: Muy tímida, tierna y recoleta. No esperéis a la fiera, que por ahora no la habrá. Todavía está cayendo en este mundo, a fecha de hoy lleva un mes. Conversación a nivel coloquial.
Fumadora: Sí, aunque no estando conmigo.
Besos: Sí, de todo tipo. Fabulosos.
Francés natural: Sí. Excelente. Usa más la boca que las manos. Mojadito, profundo. Lamida de bolas y periné.
Griego: Sí, pero en el fragor de la batalla se nos olvidó, así que no puedo dar detalles.

La experiencia:
Llego al mítico edificio de la plaza de los Cubos, que debe tener más polvos que remaches entre sus vigas, y subo al piso indicado. Llamada al timbre y me quedo a la espera varios minutos. Entre tanto, oigo susurros y movimientos rápidos en el interior, tacones y tintineo de utensilios metálicos. Abre la puerta una mulatita pequeña y culoncilla que aparenta ser la encargada. Pasamos al salón. A él dan seis puertas, contando con la del vestíbulo. Me invita a entrar al cuarto que está justo frente a la entrada. Todo en tonos blancos y con aspecto de estar recién montado.

En la habitación apenas hay espacio para moverse, tiene vistas a la escalera gris de incendios, no hay gancho donde colgar la ropa y está presidida por una única luz de blancura e intensidad desagradables. Por lo demás, bien. La cama es amplia, recia y con textil nuevo. La joven encargada asoma la cabeza por la puerta y me pregunta con quien quiero estar. Con Flor, le digo. Otro rato de espera.

Por fin entra ella. Cual no será mi sorpresa cuando me encuentro con una mujercita bella, cuyo rostro además se parece muchísimo a una amiga íntima de hace años. Ese recuerdo me turbó durante todo el encuentro.

Se nota que Flor no tiene demasiada experiencia y queda, sin arrancar, a la expectativa de lo que haga uno. Entre un cigarrito, idas y venidas a la ducha y una copita que ofrecen ahora que es Navidad, rompimos el hielo. Sentados en la cama, comentando algo de nuestras vidas, comenzamos a besarnos. De ahí en adelante todo fue un vergel de dulces néctares. Pasamos por una docena de posturas en las que tomé la iniciativa mayormente yo. La inocencia asoma en cada gesto, incluido colocar el dedo índice en su boca, rozando sus labios y mordiéndolo mientras mira fijamente consciente del falso pecado.

La encargada toca la puerta cuando llega la hora, que a nosotros se nos ha antojado brevísimos momentos. Para finalizar le pregunto que donde quiere recibir mi orgasmo. Me dice que donde yo quiera. Insisto en que sea ella quien lo decida. Me dice que en su espalda. Contemplando su cuerpo gentil y agarrado a sus caderas, me muevo hasta llegar al borde del clímax, me retiro, me quito el preservativo y dejo que mi esencia caiga sobre sus nalgas y parte de la espalda con gran placer para ambos.

Conclusión: Intentad disimular el asombro que provoca su hermosura. Recordad cerrar la boca y procurad que no caiga la babilla. Quien tenga tendencia a cerrar los ojos va perder dinero porque contemplar a Flor durante el encuentro es una de las mejores partes del servicio.

¿Recomendable?: Vosotros mismos.

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