Yo conocí a la madura que trabajaba con ella, que era una colombiana gorda. También he tratado de localizarlas, pero nada...
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¡¡¡Mi mujer ideal!!! Delgada, rubia, ligera, lánguida, etérea... un suspiro casi sin cuerpo. A esa mujer yo la llevaría cada noche a la cama en mis brazos, la acostaría en sábanas de seda, la daría un suave beso y la miraría dormir esparciendo rosas sobre su cama. Luego correría al burdel a buscar una mujerona gorda, sensual, vulgarota y desinhibida" (Indro Montanelli, mejor periodista del siglo XX).
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