Web profesional: No, se anuncia en pasión, valenciacitas...
Fecha aproximada: Principios de año.
Lugar: Loft junto al hospital IMED (Burjasot).
Instalaciones: Dúplex bien acondicionado. Atiende en la parte superior, donde está el dormitorio y el baño.
Higiene: Excelente.
Precio: 100 € por una hora.
Edad: Treintaypocos.
Cara: Normalita, gracias al maquillaje estaba bastante guapa.
Pelo: Rizado y teñido, no creo que sea pelirroja natural, pero eso no me importa. De hecho, en algunas fotos parece morena.
Cuerpo: Figura esbelta, con cinturita, estatura media.
Pecho: Operado, las tiene duritas.
Culo: Ni pequeño ni grande, se puede apreciar en las fotos de sus anuncios.
Piercings y tattos: No.
Defectos corporales: Poca belleza natural de cara, las tetas no son naturales.
Actitud: Ese es su punto fuerte, que hace por agradar.
Conversación: Agradable.
Besos: No, me rehuía si intentaba besarla, tal vez por la covid.
Fuma: No noté olor.
Francés: Sin goma, disfruté tanto que tuve que pedirle que parara para no correrme antes de tiempo.
Forniqueo: Se puso ella encima.
Griego: No parece gustarle, mientras le comía el coño le pasé un dedo por el ojal y me apartó la mano.
Lo mejor: Su simpatía y amabilidad.
Lo peor: Su masaje es flojito y no es tan guapa como podrias imaginar viendo las fotos de sus anuncios.
¿Repetir? Hay muchos peces en el mar.
¿Recomendable? Sólo si no están disponibles las "reinas" del masaje en Valencia, que muchos ya sabréis quienes son.
Valoración global de la experiencia: Buena por la actitud y la implicación de la chica, y por su cuerpo esbelto y suave.
Relato: Como me apetecía empezar el año con buen pie, me puse a buscar por los anuncios de masajistas eróticas, y la única que me cuadraba resultó ser Eva.
Quedamos, una vez en la puerta le avisé y me pasó el número de loft y piso por whatsapp. Me abrió la puerta arreglada y maquillada, con un vestido ceñido y tacones (punto a favor, pues soy muy alto, y a ellas les da cosa verse pequeñas a mi lado).
Me duché en el baño, que está en un altillo, donde también se sitúa la habitación con la cama y la camilla de masaje, en la que me eché boca abajo. Ella vino en tanga y comenzó a masajear con aceite, aunque estuvo un buen rato y no trató de abreviar, se notaba que no tiene formación como masajista. Me invitó a darme la vuelta "ahora cambian las vistas", comenzó un francés sin muy bueno, tanto que tuve que pararla, si no, me hubiera corrido allí mismo, y pasamos a la cama, donde le comí el coño hasta que se corrió (me dijo: "tienes una lengua prodigiosa"), y entonces me enfundó, se puso encima y me cabalgó un poco más, y ya no pudimos pasar a cuatro patas, lo que me hubiera permitido disfrutar de "otras vistas" porque ya estallé.
Ducha para quitar los restos de aceite, y para casa.
Fotos:
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