Una acompañante de lujo en la tele

Este viernes en un espacio nocturno, haciendo zapping, me tropecé con la entrevista a una antigua Miss Madrid que ha estado de ejerciendo de escort de altísimo standing hasta hace poco y se mostraba muy arrepentida de ello. Aunque la famosa en cuestión se trata de un personaje público que de manera voluntaria acudió a un espacio del corazón, no veo necesario decir su nombre. El caso es que por lo que respecta a los entrevistadores y al enfoque general del espacio, se trataba de un cúmulo de topicazos. La postura de la entrevistada me parece muy respetable, aunque ejerciendo la prostitución con políticos y jeques se llevó cifras mareantes, las habituales que se manejan en los reportajes televisivos de “cámara oculta” y demás.

Empiezan preguntando “si es cierto aquello de no besan”. “En su caso no”. “Lo reserva para otro tipo de actos más íntimos”. Enternecedor. La verdad, que un millonario de postín pague unas fortunas y no poder besar, cuando todos los mindundis de este foro hemos ido con chicas que lo han hecho con – como mínimo – una exquisita profesionalidad…

Medio país paga por tener sexo – y el otro medio cobra por ello – y se habla de este mundo SIEMPRE como algo opaco, desconocido, tétrico y que sólo atañe a los demás (“yo en la vida he ido de putas”). La preguntaron si sus clientes eran casados (pregunta típica). Ella dice que algunos sí, otros no, en cualquier caso no va a soltar nombres. “O sea que la mayoría de tus clientes eran casados”. ¡Venga a buscar la carnaza! La mujer le tiene que rectificar porque no es eso lo que ha dicho. Haciéndolo con casados, es mucho más pecado, y da más morbo. Además querían dar a entender que como los solteros no acuden a ella (lo cual ya dijo ella que no fueron sus palabras) es porque cualquiera puede obtener sexo gratis.

También en la entrevista dice que nunca tuvo miedo, y que siempre se la había respetado, “tuvo esa suerte”. Hay casos muy crudos de prostitutas maltratadas. Afortunadamente es la excepción, y no la norma. En cualquier caso, se da por hecho que la mayor parte de los clientes, con independencia del estrato social, son arrogantes, chulos o violentos. A nadie se le pasa por la cabeza que una buena persona, o un tipo “normal” sea putero.

Para eso están esos programas, para estigmatizar a la actividad, a quienes la practican, quienes hace uso de ella, y para que la tele suba de audiencia y ganen más pasta.