La verdad es que no sé por qué escribo esto aunque de hacerlo sé que éste es el lugar indicado, sobre todo porque las experiencias surgen de una cuestión que nos toca a todos.
Llevo un par de semanas raro, extraño. No porque me sienta mal, aunque he tenido épocas mejores, sino más bien porque irremediablemente uno le da vueltas a la cabeza, reflexiona y se hace preguntas sobre los acontecimientos que vive.
Unos días antes, estuve con una chica, profesional claro. Lo cierto es que fue todo un poco extraño, precipitado diría. Por una serie de cuestiones no fue mi primera opción y terminé con ella
prácticamente de rebote. No iba con muchas ganas la verdad, había tenido una semana complicada en el trabajo y emocionalmente no me sentía bien, me imagino que por cuestiones de ansiedad, sin embargo no quería quedarme en casa. La cosa fue bien, no me lo esperaba y quizás esa sorpresa le añadió un plus a la situación. Una chica bastante guapa pero lo mejor, su simpatía y su manera de tratarme.
No fue el polvo de mi vida, tampoco el peor claro, pero no me importó. Realmente mi mayor satisfacción no tuvo un carácter sexual, sino cómo me hizo sentir. Y la palabra es especial, sí suena cursi, pero es así.
Salí de allí contento, pero cuando llegué a mi casa me sentí vacío, descorazonado, impotente. Había pagado no ya para follar, sino para sentir.
Me resultaba terriblemente inquietante que una persona que no conozco
prácticamente de nada, que está acostumbrada a tratar así a otros hombres y que por supuesto cobra por un servicio, maravillosa palabra para describirlo por cierto, me hiciera sentir algo, una chispita en 1 simple hora; lo que no había sentido
prácticamente en 7 años de relación con mi ex pareja o con otras chicas con las que he salido. Resulta triste y bastante deshonroso. Me avergüenza aunque no me arrepienta, lo cual resulta algo contradictorio para mí mismo.
Siempre me consideré una persona sensible, con valores, con cierta "profundidad" y con la experiencia me he dado cuenta que soy bastante egoísta y frívolo. Todo eso de "la belleza está en el interior" parece que no va conmigo y me importa más el físico de lo que yo intuía. Si la chica no me gusta físicamente, ya puede ser agradable, me resulta totalmente indiferente. Esto no tendría por qué ser negativo, ni mucho menos, pero me quema por dentro pensar que no me lo puedo permitir, salvo con dinero.
Tengo 31 años, físicamente no es que sea feo, pero no soy Brad Pitt, y no soy un tipo especialmente simpático, elocuente, es más, no me gusta comportarme como no soy. Pero claro, esto tiene su contrapartida y es que hoy día, si no posees una serie de atributos resulta complicado atraer a una mujer. Máxime si no eres conformista, como es mi caso.
Recalco que no me siento especial, es decir, asumo mis condiciones y sé que no puedo ofrecer lo mismo que en cierta forma estoy exigiendo. Pero ¿por qué me tengo que conformar con una mujer que no me gusta o no me llena?
Por otro lado reconozco que tengo "suerte", es decir, si bien es cierto que hay muchas parejas enamoradas, también las hay con problemas, enganchados por una hipoteca o cosas por el estilo. Yo mismo podría haber sido una de ellas y eso sí que es un asunto mucho más serio. Sin embargo lo de aquel día fue como una punzada, tuve cierta sensación de fracaso por pagar no ya por mantener una relación sexual, sino por sencillamente sentir, sentir atracción física, sentir deseo y que todo eso no fuese más que un espectáculo guionizado por un tal Señor Euro.
No es que ahora mismo tenga premura por comprometerme, es más, en estos momentos muy especial debería ser la chica para renunciar a mi libertad, es algo más relacionado con la pérdida, con el fracaso de haber creído, cuando era más joven, que llegaría alguien, me enamoraría y tendría un proyecto. Ahora no lo veo nada claro, he tomado conciencia de que eso puede no ocurrir, que hay muchos hombres solteros, también mujeres claro, y que el tiempo pasa, para todos.
En fin, perdón por el tocho pero tenía que escribirlo.