¿Son de fiar las putas?
Un par de recientes experiencias me han llevado a hacerme esta pregunta. Por un lado, siguiendo un hilo del foro, llamé a un teléfono para interesarme por una lumi de contundentes medidas corporales. Resulta que la que me atendió no era la lumi de marras sino una amiga-intermediaria con la que a veces hace tríos, o algo así. Yo le pregunté por sus medidas y ella, muy "zorra" (valga la redundancia) en ningún momento me sacó de dudas y me dijo que no era la gorda referida. Así que quedamos e imaginaros mi cara cuando veo a una "madurita" (seamos caballerosos) y con carne, o pellejos, escuetos. Ya en la habitación me comenta que ella me pondría en contacto con la otra y que, como ha venido de un pueblo de la periferia, pues para amortizar el viaje me la tengo que trajinar. Por supuesto, ante tamaño engaño me rebelé pero no quise echar más leña al fuego porque el precio era ajustado y además me recordaba a otra lumi a la que frecuenté en mi juventud. Pero vamos, que eso no se hace, coño.
El otro caso, que resumo para no cansar, es el eterno de una lumi (la más reputada de una reputada casa muy referida en el foro) con la que congenias, te da su teléfono y la propones quedar en otro sitio más íntimo para pasar un buen rato. Genial, la llamas y ella está de acuerdo, pero tiene que resolver algún asuntillo de logística y calendario. "Pero yo te llamo sin falta y te aviso, ¿eh?", me dice. Y hasta ahora, claro.
Con estos casos, y más que prefiero no acordarme, quiero llamar la atención sobre la presunta ética laboral y personal de las prostitutas. Vale que su trabajo es a veces humillante y vejatorio para muchos, pero creo que los clientes "normales" las solemos tratar muy bien y no merecemos algunas reacciones que, por supuesto, se acaban volviendo en su contra, ya que provocan que no las queramos volver a ver ni en pintura. En fin, que yo cada vez lo tengo más claro: contactar en directo, llegar, follar y pirarme. Ni intentar entablar amistad pagando más de media hora ni, desde luego, creerme sus milongas ni cantos de sirenas ni leches en vinagre. Esa es mi reflexión.
Un saludo y gracias por vuestra atención
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