Buenas. Cuando empecé en este vicio -bendito o maldito, según el día- hace casi 20 años había una regla de oro, un canon intocable: estaba terminantemente prohibido que una prostituta besara al cliente. Y viceversa, claro. No digamos un beso de tornillo o un pico, sino simplemente un beso en la mejilla o aledaños. El beso formaba una muralla infranqueable, tácita e invisible, seguramente porque era la barrera entre sexo y "cariño". Venía a decir "Me puedes hacer de todo, poseer mi cuerpo en todos sus orificios, pero ni un casto ósculo de por medio". Más de uno hemos sufrido el "efecto cobra" cuando, crecidos por la intimidad, hemos intendado acercar nuestros labios a los de la lumi en concreto.
Pues bien, ahora noto que esta frontera se ha derrumbado por completo. Las prostitutas pegan unos morreos de escándalo, ante mi sorpresa o estupefacción. Por ejemplo, las chicas del chalé Placer Madrid de León Bonnat o alguna de El Edén de Anita. No es de extrañar que algunos foreros se refieran a esta
práctica como "besos de novia".
Por tanto, mi duda es la siguiente: ¿es bueno y positivo que las putas besen en la boca a sus clientes? ¿No provocan con esto, entre los más jovencitos e incautos, la ilusión de que pueden llegar a ser algo más o incluso enamorarse de ellas? ¿No deben alterarse los códigos más ancestrales de la profesión más vieja del mundo? ¿Utilizan sus artes besuconas para enganchar al cliente y que vuelva una y otra vez con la chica creando la ilusión de una relación de pareja o hasta un noviazgo?
Mi opinión es clara: agradezco las muestras de complicidad e implicación, pero, como se titula una película de André Téchiné sobre el tema, con la bella Emmanuelle Béart de protagonista: "EN LA BOCA, NO".
Gracias por vuestra atención