La tentación se hizo carne (segunda y última parte)

VERDI · #1 15-12-2010, 00:42

EL POBRE ZOMBI DE LA PELÍCULA APENAS VA A TOMAR IMPULSO PARA ROMPER EL CRISTAL CUANDO SE LE QUIEBRA LA OTRA PIERNA HACIÉNDOLE CAER DE RODILLAS, O MÁS PRECISO SERÍA DECIR: DE MUÑONES AL SUELO.

(¡Esto es alucinante! ¿Me he quedado dormido y estoy soñando?... No, parece que no. ¡Realmente está sucediendo! ¿Está jugando conmigo? ¿O está tan nerviosa que no se da cuenta ni de lo que hace? ¿O dándose cuenta, no le otorga ningún carácter sexual? ¿Es posible que sea tan inocente? ¡No puedo creerlo! Pero prefiero no salir de dudas desasiéndome de su…¡Dios! delicioso contacto. Sí, delicioso. De momento…prefiero permanecer así, tanto como ella quiera; o lo que es lo mismo: tanto como las imágenes de la película “se lo exijan”. Ojalá esto no pare en un buen rato. Ya me dan igual las consecuencias. Yo no he hecho nada. Es ella. Igual si hago por separarme es peor. ¡Pero, qué estoy diciendo…lo peor es prolongar esto! ¡Si nos viera Ana…!

AHORA EL ASESINO SUELTA LA PALA Y SE QUEDA COMO PENSANDO QUÉ HACER. AL MISMO TIEMPO SE ALTERNAN TOMAS DE LA PAREJA QUE YA, TRAS TANTO BESUQUEO PASA A METERSE MANO.

¿Y si esta vez esto se desmadra, y luego le cuenta a su tía que me he aprovechado de ella, cuando es al revés? No la conozco lo suficiente; no sé hasta dónde es capaz de llegar. Pero, es que estoy tan a gusto… ¡Joder, Ana perdóname! es ella, es ella.

-Hijo… ¿en qué estás pensando? ¡Por Dios! ¡Sólo está asustada!

-pregunta de repente con una voz suave, mi angelito, que se parece a mí. Flota sobre una nubecilla azul pálido por encima de mi cabeza a la derecha, de la que parece haber emergido. Viste una túnica blanca resplandeciente hasta los pies, de un cordoncito en la cintura pende una pequeña arpa, también blanca. A su espalda veo asomar la parte superior de unas plumosas alitas.

-¡Si no soy yo; es que me está provocando! –contesto mirando hacia arriba.

-Mírala; está rebuena la niña. -Incita a su vez una voz ronca arriba a mi izquierda, mi diablillo, también con mi rostro; desnudo y de un rojo intenso de la cabeza a los pies. Con pinta de “cachitas-malote-gimnasio de barrio”, (lleva incluso un tatuaje tribal en un brazo). Su figura parece surgir de una llamita rojo-anaranjada, pequeña como la de un mechero. -¡Por Belial! ¡Métela mano!–Me anima señalándola con un tridente diminuto.

-¿Más? Yo…-Dudo mirando a Mar. De repente me sobresalta un gritito proveniente de mi derecha:

-¡Tú cállate, pecador!

–Grita enzarzándose mi mitad luminosa con su homólogo en el lado oscuro, mientras le apunta con el arpa que ha desenganchado de su cintura; y asisto pasmado, a un lado y a otro, a la discusión de mis alter-egos como el que ve un partido de tenis desde el lateral de la pista.

-¿Cómo osas alentar a la concupiscencia con una criatura inocente? –Añade.

-Sí, sí... ¡Inocente!… ¡Já! Ésta se ha merendao ya más de un perrito caliente. -Y se lleva el puño derecho cerca de la boca tensando el moflete izquierdo con la lengua por dentro, repitiendo el gesto un par de veces -Y seguro que se traga toa la mostaza.

-Paco, hijo mío: No hagas caso a esta proyección del averno. Es sólo una niña –señala con la punta de una de sus alitas hacia Mar.-¿Cómo puedes siquiera concebir un solo pensamiento pecaminoso sobre ella? –Miro avergonzado a mi angelito sin saber que decir cuando de nuevo un gritito, esta vez procedente de mi izquierda, me exime de ello:

-¿Qué cómo…? ¡Jooodeeerrr! ¡Por Samael! ¡¡¡¿Pero tú has visto como está la niña?!!! –Agitando el tridente por encima de su cabeza- ¿Es que ahí arriba sólo os dedicáis a tocar el arpa to´l puto día?

-Deja ya de provocarme, criatura infernal surgida de las más pestilentes profundidades. Y deja en paz a Paco con tu hediondez pecaminosa.

-¡Paco, ni puto caso a este reprimío! ¿A qué esperas pa tirarte encima de ella? ¿No está pa reventarla a polvos?

-Mamma mía; ya lo creo…bfff.

-¡Qué pena hijo mío! –Me espeta mi ya desvaída recta mitad. Cabecea a un lado y a otro con gesto de derrota: -¡Estás enfermo! –Todavía mirándome añade, mientras se vuelve lentamente hacia mi reverso tenebroso:

-¡Y tú deja de incitar a este pedóf…! ¡Pero bueno! ¡¿Será posible?! Yo me esfumo de aquí... ¡¡¡CERDOS!!!

Y se sumerge en la nubecita, que ya empieza a desvanecerse, con un tirabuzón.

Me vuelvo hacia mi diablillo que se la casca a dos manos: Con una se ocupa de un rabito en la entrepierna, y con la otra del serpenteante rabo dorsal. Está agachado hacia delante enredando con una larga y bífida lengua de fuego rojo un mechoncito del rizado pelo de Mar.

-¡Ahh…! ¿Gozas vida?...¡aaahhh!

Sus ojos, que miran hacia arriba, semejan dos canicas inyectadas en sangre. Su diabólica cara tiene una expresión de placer preorgásmico.

Me pego una torta en la cara para hacer desaparecer tan abyecta como absurda visión. Mar está a la película y no se percata de mi ensoñación, ni de la bofetada.

AL FINAL, EL ASESINO DECIDE ENCARAMARSE POR DELANTE DEL COCHE ENGANCHÁNDOSE AL PARACHOQUES PRIMERO CON UN MUÑÓN Y LUEGO CON EL OTRO. Y PARECE QUE, AVANZANDO POR EL CAPÓ PRETENDE ROMPER EL PARABRISAS A CABEZAZOS. LA PAREJA, A LO SUYO.

Me estoy empalmando cada vez más; el tacto sedoso de su fina media cubriendo su muslo firme me está volviendo loco; máxime cuando da principio a un vaivén de su mano que desliza la mía por debajo, con los dedos todavía entrelazados, haciéndome acariciar cada vez más fuertemente su muslo, y ampliando el recorrido, hasta casi su rodilla, donde nuestras manos se topan con su arrebujada media de lana de angora, y vuelta otra vez hacia arriba, al nacimiento del muslo en su parte más interna, mi dedo meñique llega a rozar un par de veces su entrepierna. Esto ya no puede ser casual. Al mismo tiempo la mano derecha que permanece en mi pierna cerca de la ingle y a la que no puede ya pasarle desapercibido mi empalme empieza a frotarse contra éste, empiezo a sentir ascendiendo un placer lejano.

EN EFECTO, LA EMPRENDE A CABEZAZOS CONTRA EL PARABRISAS. LA PAREJA SE VUELVE Y GRITA ATERRORIZADA.

¡Virgen santísima! Mi mano, que dirigida por la suya acaricia su pierna, describe ahora círculos a todo su alrededor, del inicio del muslo a la rodilla, de la parte interna, a la externa y vuelta arriba. La otra mano prácticamente me está ya masturbando, más que frotando.

Pero Mar parece estar pendiente de la película. Como si no se diera cuenta de lo que hace. ¿Es posible? ¡No me lo puedo creer! Me convulsiono en la butaca. Me voy a correr…

DE LA BOCA DEL ZOMBI ASESINO SALE UN CHORRO DE GUSANOS HUMEANTES COMO UN VÓMITO A PROPULSIÓN QUE ROCÍA A LA PAREJA.

-¡Ahhhhh! -Grita Mar asustada (y casi todo el cine). Cesando su actividad en las profundidades, pero sin retirar las manos de sus posiciones.

-¡Aaaahhhh! –Jadeo yo corriéndome al mismo tiempo, camuflado por la multitud.

CAMBIA EL PLANO RÁPIDAMENTE A UN DÍA SOLEADO EN EL CEMENTERIO DONDE UN PAR DE POLICÍAS INVESTIGAN LA TIERRA REVUELTA DE UNA FOSA.

Me mira ahora Mar; sorprendida, y como saliendo del trance provocado por la escena. Súbitamente nota cierta humedad en su mano derecha, la despega de mi pierna y se la lleva a la nariz para olisquearla; yo mientras, me deshago de la presa de su otra mano que todavía reposa encima de la mía, y ésta sobre su pierna. Apenas veo de refilón, (porque ya he saltado mi butaca por encima de mi respaldo, menos mal que la fila de atrás está libre) como frunce la nariz con extrañeza, mientras sus fosas nasales analizan el húmedo aroma agridulce de la palma de su mano, comprendiendo entonces qué es lo que está oliendo.

-¡Pero Paco! ¡¿Qué es esto?! –pregunta volviéndose. -¿Dónde vas?

Oigo a mis espaldas; Mientras me alejo corriendo por la fila vacía hacia una salida de emergencia lateral situada un poco más atrás, y viendo de reojo como se revoluciona la sala mirándome, unos a mí desaparecer rápidamente, y otros a Mar que continúa gritando:

-¡Paaacooo!

Justo después de empujar la puerta de emergencia para abandonar el cine, veo por encima de mi cabeza, dos extraños resplandores: uno rojo y otro azul. Debe tratarse de unas luces que están encima de la puerta. Qué raro –pienso- no las vi cuando me dirigía hacia ella…

-¡Jóete! –Le da un corte de mangas el diablillo de Paco al angelito de éste (sosteniendo en la mano de arriba, en horizontal, el pequeño tridente). – ¡Que te den!

-Empatados. –Acepta la derrota el angelito de Paco–La otra vez gané yo. Ahora voy en pos de Paco. A ver si le hago recapacitar y me lo llevo a confesar–concluye fundiéndose con la nubecita que le sostiene, y pasando por la ranura de la puerta de emergencia por la que acaba de desaparecer nuestro atribulado protagonista.

-Nos vemos en el desempate–sentencia para sí el diablillo; y dirigiéndose, envuelto en llamitas, hacia el pasillo frente a la pantalla: Me voy a acabar la peli. Es de las que me molan.

FIN

PACUMBRAL · #2 29-12-2010, 18:46

Otro relato genial que alterna la intensidad de la excitación sexual con párrafos para desternillarse.

Insuperable la narración de las escenas del zombi fragmentándose, o la masturbación del diablillo, intercalándose con el magreo cada vez más explícito de Paco y Mar.

Gracias, una vez más, y Feliz Año.

VERDI · #3 29-12-2010, 19:13

Muchas gracias amigo PACUMBRAL.

Es para mí un honor constatar el que, al parecer, “sigo en forma” para no defraudar a ese gran lector que eres; y que pases un buen rato con la lectura de mis relatos. Yo también me lo he pasado pipa escribiéndolo.

Te adelantaré que, (como seguramente queda claro al final de éste) habrá una tercera y definitiva historia con mis queridos Paco y Mar. Además; en un año (ficticio claro, no tardaré tanto) nuestra deseada lolita hará los 18; así que…bueno; tendré que ir pensando en algo especial.

GRACIAS A TI; como siempre. FELIZ AÑO (de lumis, de amor

, de salud, de dinero…para más lumis

).

La tentación se hizo carne (segunda y última parte)

Días de sexo y risas