dejame besar tu nombre
Junto letras y digo tu nombre que
es ya, como una oración
Plegaria que pronuncio incluso antes de conocerte.
Presentimientos de miradas y sus ecos,
de caricias y sus huellas.
Mírame y no cierres los ojos nunca, que no se te escape ni un suspiro,
ni el menor grito ahogado o no, que se delatará sin esconder las ganas de ti.
En este cuarto, a solas, Madrid nos observa desde el filo de una ventana
inquietando horizontes y sometiendo al viento.
Entras en mí como un suspiro enardecido
envolviendo mis sentidos,
imaginaria sipnasis de tu lengua con mi ombligo,
no dejas de mirarme,
no dejes de encontrarme.
Me obsesionan los sabores de tu piel
que me invitan desde la cercanía
alargando las vocales de tu nombre.
Hoy estás pero no te tengo,
no llegaste y no te irás
ni de mí, ni de estos metros cuadrados que hoy también aprenden tu nombre.
Y lo recitan con tal placer que van derritiendo paredes ,
caen pedacitos de cemento por el suelo,
extasiando de este modo a las baldosas
que chorrean caricias y verbos esperando verte llegar otra vez…
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